EL CORAZÓN DE ISLANDIA
Siendo niño, mi profesor de pintura me increpó, cuando, pintando al óleo un paisaje montañoso, apliqué mil colores a las montañas que lo componían. “No hay montañas con estos colores, ¿dónde se ha visto esto?”
Al cabo de muchos años, cuando visité por cuarta vez Islandia, comprendí que mi profesor estaba equivocado.
Haciendo trekking por Landmanalaugar, descubrí montañas de mil colores, más vivos y descarados de los que yo me había atrevido a pintar. Landmanalaugar, el corazón de Islandia, es como una paleta de pintor llena de cientos de colores estrellados unos contra otros por el roce de un pincel.
No alcanzo a imaginar la cantidad de explosiones, vertidos de lava y cenizas, movimientos de tierra y temblores, que pudieron llegar a formar estos espectaculares paisajes. Cómo se mezclaron y superpusieron una y otra vez hasta llegar a componer esta gran orgía cromática.
Cuando acabé el trekking decidí regalarme un baño en las piscinas termales al aire libre. Ríos de agua caliente y helada, que se entremezclan en enormes charcas donde te quemas la espalda y te congelas los pies sin moverte del sitio. Landmanalaugar me dio confianza, entereza, una noche nevada y una mañana helada, despertó todos mis sentidos y anhelos, pero sobre todo me hizo ser muy feliz.