FLORENCIA SUPEREXPRÉS
Corresponde al segundo día de ITALIA SIEMPRE VALE UN VIAJE
Se pueden dedicar varios días a esta ciudad encantadora y repleta de arte, cuyo casco antiguo se conserva en gran parte como era en el siglo XVI. En una visita corta de sólo un día apenas tendremos tiempo de admirar algunos de sus lugares más emblemáticos, pero las sugerencias que hacemos están encaminadas sobre todo a impregnarse del ambiente de sus calles, plazas y mercados. Incluso en una época extraña, como es la pandemia de Covid-19, que fue cuando volvimos a esta preciosa ciudad, el ambiente local es algo que hay que saborear.
Así que no vamos más que a sugerir pinceladas de algunos monumentos y lugares por donde pasar. En otra ocasión ya contaremos detalles de este lugar tan especial, plagado de iglesias, museos, fuentes, plazas, jardines, sin olvidar las trattorias, ristorantes, pizzerías…
Iniciamos el recorrido en la plaza totalmente imprescindible de Florencia, la del Duomo, luego iremos un poco hacia el norte y después en círculo, para ver otros puntos interesantes (con los imprescindibles que resaltaremos en letra negrita). Es un recorrido largo que se puede abreviar según las fuerzas y el gusto por el arte que tengamos (a nosotros nos encanta): hay muchísimos ejemplos en cada rincón.
En la Piazza del Duomo nos comenzará a maravillar la catedral de Santa María dei Fiore, con la cúpula elaborada por Brunelleschi, la más grande de su época. A un lado está el campanario –campanile- de Giotto, cubierto de mármol verde, blanco y rosa. Al otro lado está el baptisterio de San Juan, del que destacan las famosas puertas de bronce llamadas “puertas del Paraíso” que hizo Lorenzo Ghiberti; las puertas del sur son obra de Andrea Pisano.
Paseando hacia el norte llegamos al Palacio Medici Riccardi de Michelozzo y la Basílica de San Lorenzo de Filippo Brunelleschi. Las capillas de los Médicis (Cappelle Medicee) están formadas por la llamada Cappella dei Principi, octogonal mausoleo familiar con tumbas de los grandes duques; la cripta y la Sacristía Nueva (Sagrestia Nuova), obra de Miguel Ángel, quien también diseñó la Biblioteca Medicea Laurenziana. Luego podemos acercarnos al Mercato Centrale, que ocupa un edificio decimonónico de hierro fundido y cristal, para tomar algo en uno de sus puestos.
Más allá se encuentra el Museo Nacional de San Marcos, con las obras maestras de Fray Angélico. El convento de San Marcos, la academia de Bellas Artes (la primera de Europa que enseñó técnicas de pintura y escultura), con su Galería (Galleria dell’Accademia, para contemplar la famosísima escultura del David de Miguel Ángel) son muy recomendables también, aunque lleva bastante tiempo visitarlas.
Cerca se encuentra el Giardino dei Semplici, lugar tranquilo para descansar un rato en la naturaleza. En los alrededores de San Marcos puede también verse el palacio Pandolfini, diseñado por Rafael en 1516. El Museo Arqueológico cercano exhibe objetos egipcios, etruscos, griegos y romanos que provienen de las colecciones de los Medici.
Podemos coger un taxi para ir hacia el sur, si vamos cortos de tiempo y fuerzas, para ver la basílica de Santa Cruz (Santa Croce). En el claustro de esta basílica se encuentra la Capilla Pazzi, una de las más bellas arquitecturas renacentistas, obra maestra de Brunelleschi. La iglesia guarda frescos de Giotto y los sepulcros monumentales de Miguel Ángel y Galileo, y da nombre a un barrio donde hay muchos restaurantes para comer.
Cruzaremos el río Arno por Ponte alle Grazie para llegar a la zona de Oltrarno, del que sobresale el grandioso Palacio Pitti, con varios museos y una gran colección de pinturas, destacando la Galleria Palatina, Museo degli Argenti y los Appartamenti Monumentali. Detrás del mismo se halla el Giardino di Bóboli, ejemplo de jardinería renacentista. Si no hemos entrado en los museos tendremos más tiempo, así que podemos subir a la colina del Forte Belvedere para tener una buena vista del centro histórico.
También en esta zona de Oltrarno se encuentran las iglesias de Santo Spirito de Brunelleschi con su cenacolo y la de Santa María del Carmine conocida sobre todo por la capilla Brancacci (Cappella Brancacci), con frescos de Masolino, Masaccio y Filippino Lippi. Hay varios palacios más que no nos da tiempo a ver, por lo que volveremos hacia el norte para cruzar por el Ponte Vecchio (1345), el más antiguo de la ciudad y acercarnos al centro político-cultural de Florencia en la Plaza de la Señoría
(Piazza della Signoria) con la Fuente de Neptuno (1575) y la llamada Loggia dei Lanzi (1382) de Orcagna, donde pueden verse obras escultóricas como el Perseo de Cellini (1554) y el Rapto de las Sabinas de Giambologna (1583).
El Palacio Vecchio (1332) se encuentra también en esta plaza, y en las inmediaciones está la Galería de los Uffizi, antiguo palacio construido en 1560-1580 para las oficinas de los Medici. Muy próximo se encuentra el Museo di Storia della Scienza, con amplia dedicación a Galileo Galilei y con mapas antiguos o globos terráqueos.
En la Piazza della Repubblica, una de las más importantes plazas de la ciudad, está el histórico café literario Le Giubbe Rosse (Las Casacas Rojas, 1897), para descansar merecidamente. Puede alcanzarse con facilidad Orsanmichele, inicialmente un mercado de grano que luego fue iglesia, y en la que merece la pena la decoración escultórica de artistas como Ghiberti, Donatello y Verrocchio. Algo más lejos, hacia el oeste, llegamos a la basílica de Santa María Novella, con la fachada ideada por Leon Battista Alberti; en su interior se encuentra la famosa Trinidad de Masaccio. Y cerca de ella, Chiesa di San Salvatore in Ognissanti, o Todos los Santos, con la tumba de Botticelli y famosos frescos de Ghirlandaio.
Para acabar el día, vamos en coche al Piazzale Michelangelo, creado en 1860, que ofrece uno de los panoramas más sugestivos del valle del Arno y de toda la ciudad. Desde la basílica románica de San Miniato al Monte hay también unas vistas estupendas, pero había que elegir.
Si no has ido nunca a Florencia, un día sabe a poquísimo, aunque con este paseo intensivo se han podido apreciar muchos de sus principales monumentos y lugares de interés, y bastante de su ambiente ciudadano. El mismo recorrido, entrando a los museos, iglesias, jardines y visitando con tranquilidad los monumentos, cafés y mercados, da para tres días, con sus noches disfrutando de los muchos restaurantes que ofrece Florencia.
Nosotros en esta ocasión volvemos a nuestro alojamiento campestre por Strada Stadale y luego cogemos la autopista de peaje en dirección a Bolonia para conocer los túneles, que atraviesan muchos kilómetros de los Apeninos. Cenamos en el apartamento ya que es muy tarde para ir a un restaurante y no quedan muchas ganas tampoco de salir.