Minorías étnicas
Laos aún es un destino bastante desconocido, aunque está situado entre los mucho más turísticos Vietnam, al este, y Tailandia, al oeste. El norte del país incluso está menos promocionado, si exceptuamos la ciudad de Luang Prabang. Por eso también podemos encontrar lugares aún muy auténticos y no desvirtuados por la masificación de cámaras fotográficas y souvenirs.
Para entrar en Laos, nosotros elegimos la opción de volar a Bangkok ya que es más barata y tiene mejor oferta de frecuencias con Europa. Otro punto a favor es que no es necesario obtener visado para los españoles que vayan a Tailandia por menos de un mes.
Luego cogimos un vuelo interno a Chiang Rai, ciudad de templos modernos junto al Triángulo del Oro formado por la frontera Tailandia-Laos-Myanmar (antigua Birmania). Aprovechamos para hacer un día de visita allí y luego salimos en autobús en dirección Chiang Khong, para entrar en Laos por Huay Xai. Inmediatamente cogimos otro autobús hasta Vieng Phou Kha.
En esta pequeña localidad al poco conocimos por casualidad a Bon Sai, guía local, con el que contratamos un trekking de dos días por la Nam Ha National Bio-Diversity Conservation Area.
Es una zona bastante salvaje y donde el contacto con las etnias laosianas del norte está garantizado.
Se trató de una caminata por el bosque, empezando en la aldea Nam O y siguiendo el curso del río del mismo nombre, acompañados de dos porteadores de la etnia Khmu y de las numerosas explicaciones sobre plantas autóctonas, vida local, etc. del muy simpático Bon Sai. También nos dio a probar algunas plantas comestibles que encontraba en la selva y nos preparó la comida sobre un “mantel” de hojas.
Pernoctamos en la casa de una familia de la aldea Akha Phouli, hecha con tablones de madera y aupada sobre postes para evitar las inundaciones.
También nos invitaron a tomar BeerLao y aguardiente de arroz, y nos dieron un masaje laosiano sencillo. Las condiciones de vida de los habitantes y las que ofrecen a los visitantes son muy, muy básicas, pero, salvando el obstáculo del idioma, la acogida es amable y el entorno está en gran parte no contaminado con formas de vida occidentales.
El segundo día de caminata fue similar, subiendo las colinas, con una visita a la cueva Prasat o Yellow, y otros poblados de etnias Khmu, Akkha, o H’mong, algunos con formas de vida de pura subsistencia. A media tarde nos recogió un todoterreno para volver a Vieng Phou Khka. Junto a esta población también se pueden visitar las ruinas de Khou Vieng del año 1530, como hicimos al día siguiente antes de continuar hacia Luang Nam Tha.
Otra área de trekking interesante para conocer las etnias de las montañas laosianas parte de Muang Khua, cerca de la frontera con Vietnam, junto al río Nam On. Esta vez nuestro guía fue Hamman, antiguo monje budista, y visitamos una tribu Khmu. Se trataba igualmente de pasar dos días caminando por las montañas y convivir con los habitantes de una aldea. Comenzamos atravesando un río con una barca diminuta, para luego subir montaña arriba. Durante la comida coincidimos con cazadores que llevaban escopetas. En esta ocasión la aldea estaba mucho más “occidentalizada”. El nivel de vida también era más alto y daba la sensación de que se hacía un poco de “teatro étnico” de cara a los turistas.
El segundo día, tras algunos kilómetros de caminata, llegamos a un poblado donde celebraban una fiesta. El recibimiento fue muy bueno, ofreciéndonos primero una variedad de tubérculos y después platos típicos variados. Después, música y baile en la plaza, como en cualquier fiesta patronal de por aquí… Así acabó nuestra segunda experiencia con las tribus del norte.
Al día siguiente continuamos viaje en barca hacia Nong Khiaw: 6 horas navegando por el río Nam Ou en una barcaza cada vez más cargada de gente y gallinas, y sacos de arroz. El paisaje es espectacular, con una parada a medio camino en Sop Jam, aldea donde tejen y venden telas, y otra en Muang Ngoi Neua. Vemos búfalos de agua, minas de carbón, generadores de electricidad montados sobre bambú…
En resumen, estas excursiones con pernoctación en aldeas contribuyen a las economías locales, que son bastante precarias, puesto que los organizadores tratan de cambiar de familias de acogida para distribuir los ingresos. Nos acercan a un modo de vida muy distinto y lejano al que solemos tener en España y en Europa en general. Sin embargo, corren el peligro de transformarse en un teatro hecho a propósito, lejos de los intereses y tradiciones locales. En este sentido, la zona de Vieng Phou Kha es más auténtica y también nuestro guía, aunque acostumbrado a ver a algunos turistas, trataba más directamente y en mayor plano de igualdad con los habitantes de las tribus.