o de los calderones
CHULILLA; VALENCIA.
Escrita por nuestro colaborador Miguel Ángel Ferrer
Cuesta mucho, siempre que haces rutas en plena naturaleza, elegir entre tanta fotografía, entre tantas sensaciones y vivencias, entre tantos momentos únicos; a veces entre tantos senderos o caminos, incluso los no evidentes, por los que decidir pasar y dejarte llevar por la aventura del que vendrá después. En fin, siempre cuesta decidir, decía, cuando uno está rodeado de tanta belleza.
Y este fue el caso que aconteció en plena expansión de la actual pandemia, hace 2 años ya. La decisión de ir a Valencia, la tomó el azar, pues era uno de los pocos lugares de la Península a donde se podía viajar sin demasiadas trabas.
Y fue todo un acierto y un descubrimiento, pues a tan solo una hora de desembarcar, estábamos hospedados en una encantadora casita a las afueras de la aldea de Chulilla…No teníamos la menor idea de lo que nos deparaba el destino, pues no conocíamos la zona, y apenas nos habíamos informado. Lo cual fue otro acierto: le dio otro punto extra de emoción a la aventura.
En este punto me dan ganas de dejar de escribir y reservar el resto del espacio para poner fotografías, pues ellas expresarían mucho mejor que yo lo que intento describir con estas líneas. Simplemente diría en tono elevado, pero de “buen rollo “: no lo piensen más, vayan y vean…y disfruten. Vale mucho la pena. Hay tanto donde elegir en tan poco espacio. Cálcense unas buenas botas, lleven unos prismáticos, y dispóngase a hacer buenas fotografías, porque será inevitable que no lo hagan. Es, decididamente, uno de esos lugares que no le importaría a uno visitar de nuevo. Uno de esos lugares que tienen un encanto especial. Que no necesitan que se los publicite, que les basta el “boca a boca “… Vayan ¡no se arrepentirán!
Quiero aquí, hacer un inciso antes de seguir o terminar (después de decidir si acabo o no aquí poniendo 50 fotografías o más) Los pueblos y aldeas delos alrededores no desmerecen en nada a este: son igualmente espectaculares. Me llega al recuerdo de alguno de ellos, como Chelva o Villar del Arzobispo. Con sus propias e interesantísimas excursiones, de las cuales podremos hacer alguna mención si se tercia en otras ocasiones.
En fin, me disperso. ¿Quiere sentirse un poco como Indiana Jones cruzando un puente colgado a más de 20 metros sobre el lecho del rio Turia? ¿O prefiere acercarse más a la poesía que provoca en el alma el incesante rumor de sus aguas? ¿O mejor aún, sentirse como se sentiría nuestro querido y añorado Félix Rodríguez de la Fuente, observando su magnífica
naturaleza circundante en forma de una flora y una fauna exuberante? ¿Qué es de los nostálgicos y les gustan las obras monumentales? No se apure, podrá ensimismarse sobre el imponente embalse de Loriguilla. ¿Ah, qué prefiere emociones más fuertes? no se preocupe, aquí fijo que las tiene: en forma de anclajes y cuerdas para colgarse y subir por sus enormes paredes que nos rodean en todo el recorrido. Hay incontables figuras humanas “paseando” arriba y abajo cual arañas en sus telares. Otro espectáculo añadido al resto. ¿O si lo que prefiere es relajarse y disfrutar de pasear tranquilamente? No se apure, la aldea de Chulilla tiene para eso y más también. Sus encantadoras calles y sus casitas blancas le cautivarán desde al primer momento, por no hablar de su castillo, en lo más alto del pueblo, o de su bonita iglesia. ¿Pero que hace que no está preparando la mochila hombre? Ya está tardando, no lo piensen más y vayan, vayan…
Muy bonito
Hola Silvia,
nos alegra que te haya gustado.
Saludos Descubrirmundos.com